jueves, 27 de septiembre de 2012

LOS ASTURCONES



Este pequeño caballo
De galope cadencioso,
Procede de las  Asturias,
fértiles en minas de oro.


Antiguamente, los romanos, consideraban Asturcón puro al que tenía una estrella blanca en la frente.
                                                     

Además del asturcón de capa negra también existen asturcones de capa castaña.

Pastando en el Puerto Ventanielles



El asturcón en cualquier estación del año, pone una nota de salvaje belleza sobre el paisaje bravío de las montañas asturianas.


Según algunas interpretaciones el nombre "asturcón" podría relacionarse con el término prerromano "con", que significa peña, de manera que sería "caballo asturiano de las peñas".
                                                   





Laderas cercanas al Pico Pienzu


Pastos de la vega del   Pico Urriellu





“El to semeya ye inconfundible, acaballando ente montañes; vives llibre comu´l vientu, cúanta  hestoria nes les tos hazañes”


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  El asturcón es una raza de caballo rústico y de pequeño tamaño de origen asturiano. Forma parte de las razas que habitan desde la antigüedad los territorios montañosos desde la Cordillera Cantábrica hasta los Pirineos.
A los romanos llamó poderosamente la atención la fortaleza y bravura de estos pequeños caballos (ponis astures) que podían llevar sobre su grupa a dos guerreros y además eran de poca y fácil alimentación, así como el paso de ambladura o paso portante que daban (y dan) moviendo las dos patas del mismo lado a la vez. Y la destreza al trepar por terrenos rocosos. Ese paso es muy cómodo para los jinetes, por eso varios ejércitos a través de los siglos los adoptaron para sus unidades de caballería. Y no solo los astures o los romanos pues Aníbal y los cartagineses se dice que pasaron los Pirineos y los Alpes con caballos asturcones (además de con elefantes). El emperador Nerón los tenía entre sus animales preferidos y ganaban carreras en los circos romanos. También hay quien cree que Don Pelayo fue a la batalla de Covadonga a lomos de uno de esos famosos caballos.
Pelagonius, en Artis vet (72) habla de una nueva profesión: la de “asturconarius” tratante especializado en asturcones, por lo que se deduce que su comercio debió de ser muy  intenso y extendido: un asturcón se coronó de laureles en la carrera de Alepo, que constituía el concurso hípico más famoso de la antigüedad, y Silo Itálico relata igualmente que la carrera del circo de Cartagena fue ganada en una ocasión por un asturcón. Podríamos hacer interminable esta lista de autores clásicos romanos que prueba la fama que llegó a  adquirir en la antigua Roma, y de las que quizá, la  más emotiva sea el pequeño epigrama que el poeta Marco Aurelio Marcial le dedicó:
Este pequeño caballo
De galope cadencioso,
Procede de las  Asturias,
fértiles en minas de oro

En siglos posteriores su fama se oscureció notablemente, debido sin duda a diversas circunstancias, entre las que cabe destacar la llegada de nuevas razas de caballos, más especializadas, el cambio y evolución de la técnica del transporte y de estrategia en la guerra. Sin embargo, en Asturias conservó durante muchos años su primitiva utilidad y se sabe que durante la Edad Media su población se contaba aún por miles. Indudablemente, debió de perder el carácter sagrado a raíz de la cristianización, pero tuvo que conservar, sin duda, su valor como animal doméstico durante siglos después. Incluso llegó a utilizarse como moneda, ya que, según relata una obra anónima del siglo XII, los campesinos asturianos pagaban con sus caballos “asturcones” los impuestos a que se  veían  sometidos por los señores feudales.
La sierra del Sueve durante los últimos siglos fue el reino de los caballos asturcones por excelencia, pues dadas sus especiales condiciones y régimen administrativo de los pastos permitió que esos animales autóctonos de las montañas asturianas no desapareciesen para siempre. Ahora ya los hay en otros lugares y se les protege más.

Fotos de Juan J.C.F.

(Información sacada de la red y de la Enciclopedia Asturiana)











jueves, 13 de octubre de 2011

REAL SITIO DE COVADONGA




Hay lugares donde hasta la naturaleza calla "por si Dios habla". El Santuario de Covadonga es uno de esos lugares.

En las torres de la Basílica está instalado un reloj cuyo carillón de campanas toca la melodía del himno de Covadonga: "Bendita la Reina de nuestras montañas, que tiene por trono la cuna de España...

La Basílica vista de noche se proyecta sobre el cielo como un castillo majestuoso de fuego.





La Santina en Su Cueva, la Basílica en el cerro cueto y la belleza del paisaje de la montaña Asturiana, hacen del Santuario de Covadonga un lugar de visita obligada, a fieles, y turistas amantes de la montaña.
                 
 Este es sin duda uno de los sitios más visitados de España, por su enclave natural y como no,  por su belleza

 Fuente de los "siete caños"

"La Campanona"

                                                                                
Campana Monumental. Pesa unos 4.000 kilos y tiene tres metros de altura. Se le llama la “La Campanona” Se encuentra situada antes de la entrada  de la Cueva, arriba y a la derecha y su función es únicamente decorativa. Esta campana fue realizada por la Compañía Metalúrgica de la Felguera a finales del siglo XIX. En la exposición universal de París de 1901 obtuvo una medalla de honor dentro de su categoría. Se trata de una obra de Xaviero Sortini, que la decoró con relieves de la Divina Comedia de Dante por un lado, con escenas del juicio final  (versión cristiana), y por el lado opuesto la decoró con motivos paganos, de la Eneida escrita por Virgilio.

                                                                             
    
                                                                                 
Asturias cuenta con un significativo conjunto de santuarios en los que se venera santos que proporcionan una acentuada personalidad a la población o demarcación territorial en que se les rinde culto. Sin duda alguna, el santuario más importante de Asturias es el de Covadonga, que simboliza la independencia del incipiente reino de Asturias primero, y después, la de España como entidad nacional frente a agresiones foráneas; puede hablarse, pues, de una importancia nacional de este santuario asturiano, que, por otra parte, ha caracterizado y caracteriza-como queda señalado la personalidad de Asturias.
 
                                                                                   


domingo, 4 de septiembre de 2011

NICANOR PIÑOLE, EVARISTO VALLE (Pintores asturianos)

Recogiendo la manzana
Segando hierba
Primavera
La fuente
Suviendo  la montaña

Nicanor Piñole (Gijón, 1878-1978 ) Importancia de la luz y de la pincelada suelta. Adaptación del impresionismo a la luz y colores de Asturias. En su obra es fundamental el paisaje, con el que alcanza una notable perfección. Muchos de sus cuadros tratan temas costumbristas, como escenas campesinas, marineras, detalles de la vida cotidiana de Gijón. También realizó una excelente labor como retratista.
                                                                                  


Carnavalada en la cuenca minera
Jugando a los bolos
En la huerta
En la fuente
Pelea de gallos

Evaristo Valle (Gijón, 1873-1951) Durante su juventud desempeñó varios oficios en una refinería de petróleo y en talleres litográficos de Gijón y París, donde residió de forma intermitente varios años, y publicó sus primeros dibujos y caricaturas en revistas. A partir de 1903 se dedicó exclusivamente a la pintura. Su vida transcurrió entre su ciudad natal y las estancias en París, Londres, Estados Unidos y Cuba. Adquirió un creciente prestigio artístico tanto en su país como en el extranjero. Su obra, dedicada a la representación de temas populares asturianos y paisajes de su tierra, se enmarca dentro del expresionismo figurativo de línea regionalista. 


                                                                                                       
Definir el arte. Las definiciones del arte han variado con el correr de los siglos y a través del mundo, según las funciones que el arte se haya asignado. Un europeo moderno puede considerar las pinturas como lujos portátiles adquiridos para procurarse prestigio o placer. En otros tiempos y lugares han sido signos mágicos, focos de ritual, encarnaciones de mitos o leyendas, o ayuda para la contemplación espiritual. También han servido de soporte  a la fantasía escapista y se han utilizado como instrumentos de educación o propaganda para reafirmar el poder y la categoría de instituciones, clases sociales o individuos destacados y acaudalados. Para san Buenaventura, en la Edad Media, una pintura era “lo que instruye, suscita emociones piadosas y despierta recuerdos”, de tal manera que un cuadro se convierte en una invitación a la plegaria. Para Zola, el escritor naturalista francés del siglo XIX, un cuadro es “un retazo de naturaleza filtrado a través de un temperamento individual”. Pocos años después, en 1890, un pintor de veinte años, Maurice Denis, formuló un dogma que obtendría amplia aprobación (aunque no universal, ni mucho menos) en el siglo siguiente: “Antes que el caballo de un guerrero, una mujer desnuda o una pequeña escena de género, una pintura es esencialmente una superficie plana cubierta de colores reunidos en un orden determinado”. Veinte años después, Kandinsky, a quien otros no tardaron en apoyar, demostró que cabía prescindir por completo del caballo, la mujer o la escena de género, y durante un tiempo pareció como si en Occidente el  arte  figurativo, ya fuese pintura o escultura, estuviera siendo arrinconado por la corriente no figurativa o “abstracta”.   En realidad, la imitación natural nunca ha sido el único estilo de arte figurativo, y los tratamientos de los mismos sujetos por distintos artistas varían enormemente, incluso dentro de una tradición compartida.
“El arte de los griegos, de los egipcios, de los grandes pintores que vivieron en otros tiempos, no es un arte del pasado; es posible que hoy esté más vivo que nunca. El arte no evoluciona por sí mismo; las ideas de la gente cambian y, con ellas, su modalidad de expresión.”- PICASSO
                                                                                                               
                                                                                                        

domingo, 17 de julio de 2011

CALLES CUBIERTAS DE FLORES








                                                                          

Castropol celebra su fiesta principal de verano cubriendo de flores sus calles. Es una delicia verlas repletas de olores, de colores y de arte. Cientos de personas acudieron a disfrutar y admirar tanta belleza. Los  visitantes  callejearon  por la villa castropolense, en fila india, de uno en uno, con cuidado de no pisar estas alfombras florales, mientras admiraban el trabajo que ha convertido las calles, una vez más, en una auténtica  obra de arte.