jueves, 24 de marzo de 2011

FRASES SOBRE LA FELICIDAD

Desciende a las profundidades de ti mismo, y logra ver tu alma buena. La felicidad la hace solamente uno mismo con la buena conducta.

Sócrates  (470 AC-399 AC) Filósofo griego. 


El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio.
Johan Wolfgang  Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán. 



El hombre más feliz es el que hace la felicidad del mayor número de sus semejantes.
Denis Diderot (1713-1784) Escritor francés. 



Si deseas felicidad de los demás, sé compasivo. Si deseas tu propia felicidad, sé compasivo.
Dalai Lama





domingo, 20 de marzo de 2011

PRIMAVERA 2011 (Flores de Marzo)

Mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bécquer
A mi manera Ningún espíritu de fortuna solo nubes de flores.
Tagami Kikusha


Lo nuestro es bonito! porque desde un principio lo fue...
Nació como una primavera que irrumpe en flores y fragancias por doquier...

Así de ese mismo modo, lo nuestro fue un renacer de esperanza e ilusiones, que en principio no se ven...

Pero que se van tejiendo al compás de un proceder...

Que lleva por una senda... al mas hermoso vergel!!
Jakelins Arteaga


Me dijo un alba de la primavera...

Me dijo un alba de la primavera:
Yo florecí en tu corazón sombrío
ha muchos años, caminante viejo
que no cortas las flores del camino.
Tu corazón de sombra ¿acaso guarda
el viejo aroma de mis viejos lirios?
¿Perfuman aún mis rosas la alba frente
del hada de tu sueño adamantino?
Respondí a la mañana:
Sólo tienen cristal los sueños míos.
Yo no conozco el hada de mis sueños;
no sé si está mi corazón florido.
Pero si aguardas la mañana pura
que ha de romper el vaso cristalino,
quizás el hada te dará tus rosas,
mi corazón tus lirios.
                                                                         Antonio Machado
                                                                            
                                                                               

sábado, 12 de marzo de 2011

MI NIÑA


Mi niña, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Mi niña, te voy a contar
un cuento.

Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,
un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
mi niña,
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

 
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:

cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

 Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

 Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?"

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad."

Y el rey clama: "¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar."

Y dice ella: "No hubo intento;
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté."

Y el papá dice enojado:
"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver."

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí."

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor. 




                                                                                                (Rubén Darío)                     

martes, 8 de marzo de 2011

PARA TI, MUJER

                                                                                                                                        
Para ti, mujer abnegada, mujer trabajadora
Para ti mujer, va hoy esta flor y mi canción

Para ti, dulce, tenaz y sacrificada luchadora
Para ti, todo mi respeto y toda mi admiración

Los diarios nos mencionan a mujeres famosas
Nombres grabados a fuego y oro en la historia

Cantan loas a sus logros, a sus grandes cosas
Nos hablan de sus virtudes y de sus memorias

Pero yo quiero cantarte a ti, silenciosa luchadora
Que te levantas la primera, al atisbar los rayos del sol

Mujer de mil nombres, de mil caras, de mil horas
Compañera en la lucha y con tiempo aun para el amor

A ti, que día tras día vas al hospital, a la oficina
Al campo, a la fábrica, a la calle, al mundo a remar

A ti, que aunque llegas a casa extenuada, rendida
Todavía guardas una sonrisa y reservas para amar

Me viene este canto de lo más profundo de la vida
Acumulado estaba el homenaje a tan maravilloso ser

Muchos versos había escrito, pero a ti te lo debía

Madre, hermana, esposa, hija, compañera... mujer

(Julio César Pavanetti Gutiérrez)
                                                                    

                                                                                                 

                                                                                                                




miércoles, 2 de marzo de 2011

LA MODA DEL SIGLO XVIII

                                                                                
      Vestido de seda a la francesa  (1760)
Seda chiné de Lyon, "tafetán Pompadour"  (1765)

 Brocado de seda de Lyon (1770)
 
                                                                           
Vestido de algodón a la inglesa (1790)
-
"La bella chocolatera" (detalle),  (1744-1745) Jean-Étienne






                                                                                   
Vestido de lino a la inglesa (1795)


                                                Éste es un ejemplo del estilo de vestido a la polonesa inspirado en el siglo XVIII, que se puso de moda hacia 1870. La sobre falda está pinzada hacia arriba para dejar al descubierto la falda. Este estilo se llamaba "Dolly Varden", basado en el personaje del mismo  nombre de la novela de Charles Dickens  Barnaby Rudge (1841) , muy popular en esa época.
                                                                              
                                                                             
                                                                                

Con la muerte de Luis XIV y la coronación de Luis XV en 1715, floreció un estilo elegante y refinado llamado “rococó”. Aunque el término fue utilizado despectivamente en el siglo XVIII, equiparándolo a exceso y frivolidad, hoy día se refiere a un estilo artístico general representativo de la armoniosa cultura francesa. La cultura responsable del estilo rococó se caracterizaba por la búsqueda del placer personal. Como ese placer naturalmente incluía la indumentaria, también ésta fue pronto elevada a la categoría de arte. Aunque Francia ya había sido el líder reconocido de la moda durante el reino de Luis XIV, el periodo  rococó confirmó la reputación del país como líder de la moda femenina de todo el mundo.
Tras la popularidad inicial del rococó, el estilo de vestir se dividió en dos direcciones diametralmente opuestas, una que implicaba un fantástico amaneramiento de estética artificiosa, y otra que manifestaba un deseo de volver a la naturalaza. La Revolución Francesa de 1789 modernizó muchos aspectos de la sociedad y ocasionó un claro cambio en la indumentaria: del decorativo rococó a los vestidos más sencillos del neoclasicismo. Este cambio radical en el vestir, fenómeno único en la historia de la moda, es un reflejo de los grandes altibajos que los valores  sociales  experimentaron  en esa época.
A medidos del XVIII se puso de moda el uso del tejido chiné para los vestidos de verano de alta calidad. Debido a que madame de Pompadour sentía un gran aprecio por este tejido se conocía como “tafetán Pompadour”.