sábado, 30 de abril de 2011

¡FELÍZ DÍA DE LA MADRE! UNO DE MAYO 2011

No tiene el mundo flor en la tierra alguna, ni el mar en ninguna bahía perla tal, como un niño en los brazos de su madre.

  MADRE
Tus primeras caricias, madre mía,
que desde niña, alegre me ofreciste
en el cofre de amor guardo a porfía
aquel ramo de besos que me diste.
Adoro en ti la virginal pureza,
la dulce suavidad de los jazmines
Eres la encarnación de la belleza,
El  perfume de todos los jardines.

ORIGEN DEL DÍA DE LA  MADRE
Las celebraciones dedicadas a las madres vienen de la antigüedad, concretamente ya en la Grecia antigua se rendía culto a la diosa Rea, considerada en el mundo mitológico como la madre de los dioses por haber engendrado a Zeus, Hades, Poseidón, Hera, Hestia y Deméter. Creta y Atenas fueron los lugares de culto más importante de esta diosa mitológica. 
A principios del siglo XVII Inglaterra empezó a dedicar el cuarto domingo de la Cuaresma a todas las madres operarias. En este día ellas eran dispensadas de sus trabajos para que pudiesen quedar en casa con sus hijos y sus madres. En este día denominado "Domingo de Servir a la Madre",
En los Estados Unidos, la primera sugerencia a la creación del Día de la Madre ocurrió por el siglo XIX, cuando la escritora Julia Ward Howe organizó en Boston un encuentro de madres dedicado a la paz.
En 1914 el proyecto se haría realidad gracias al Presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson, declarando como "Día de la Madre" el segundo domingo de mayo. Posteriormente otros países se sumarían a la propuesta 




                                                                                     


domingo, 3 de abril de 2011

LAS LAVANDERAS

Soy morena vivaracha
No soy floja (es lo mejor)
Todos dicenme ¡muchacha!
lavandera de mi amor.
Si los futres me enamoran
o me juran fiel pasión
no les creo y aunque lloran
yo les lavo el corazón.
¡O no piensas desgraciado!
¡Que eres pompa tu no más!
Yo no dejo mi lavado
¡ah por ti! jamás jamás.

Aquí voy con mi canasto
de tristezas a lavar
a la corriente del río

dejen, déjenme pasar.

Tu cariño fue el rebozo

que nos abrigó a los dos,
lo manchaste una mañana
cuando ni dijiste adiós.

En la corriente del
río
he de lavar con ardor
la mancha de tu partida
que en mi pañuelo quedó.

Pero el río está tan lejos,

tan cerrado el matorral,
tan pesado mi canasto,
tanta mancha que lavar.
Soy la triste lavandera
que va a lavar su ilusión
con la escobilla de espinas
que elevan mi corazón.

Soy la triste lavandera,

tiendo el tiempo en mi labor;
el dolor es una mancha
que no sale con jabón.
        
            Violeta Parra

Con pompas de ilusión las lavanderas,
bajo el toldo de nubes camineras,
enjuagan en el charco las sonrisas,
llenan de sol los rubios terciopelos,
devuelven la salud a las camisas
y les lavan el llanto a los pañuelos.


UNO DE LOS OFICIOS MÁS DUROS
EL TRABAJO DE LAS LAVANDERAS
 EN LA ESPAÑA DE  LOS SIGLOS XVIII AL  XX

Yo conozco, y todos conocemos países, no situados bajo los distantes polos, sino en nuestra misma península, donde las mujeres se ocupan en las labores más duras y penosas…donde trabajan a la par del hombre en todas sus ocupaciones y ejercicios. Aún hay  algunos en que nuestras mujeres parece que han querido exceder a la de los pueblos antiguos. Entre ellos, el oficio de lavanderos se ejercía casi exclusivamente por hombres  ¿Puede haber otro más molesto, más duro, más expuesto a incomodidades y peligros? Pues este ejercicio se halla hoy a cargo de las mujeres exclusivamente en las cortes y grandes capitales… ¿Dónde, pues está la desproporción o repugnancia del trabajo con las fuerzas mujeriles?  
             G. M. de Jovellanos, Informe dado a  la Junta   General y  Moneda sobre el libre ejercicio de las artes. 1785

En 1785 Jovellanos había sido requerido por la junta General de Comercio y Moneda para informar sobre el proyecto de reforma de las ordenanzas gremiales, que habían “estancado en pocas manos” y, especialmente, “separado casi enteramente a las mujeres del ejercicio de las artes”. Se discutía la posibilidad de promulgar una ley que enumerase las actividades pertinentes a las mujeres; Jovellanos opinaba que no era necesaria ley alguna, pues si las mujeres no podían realizar algún oficio por falta de fuerza física, sencillamente no lo harían. Pero además, hace notar que hay muchas ocupaciones de gran dureza física que las mujeres realizan habitualmente, no sólo entre las campesinas, sino”en las cortes y grandes capitales”: las lavanderas fueron el mejor ejemplo que pudo encontrar. En los últimos años se han publicado distintos trabajos sobre la historia industrial y tecnológica  del lavado, la organización del trabajo en esta industria y especialmente los cambios en la composición de género de su mano de obra), y su transformación final con la masiva comercialización de las lavadoras automáticas después de la II Guerra  Mundial, es una actividad realizada por las amas de casa como parte de su trabajo doméstico no pagado.